"El Gran dictador"
Una mirada a lo esencial
domingo, 8 de julio de 2018
El Gran Dictador
Fotografías
“Fotografías”
De la química
de la luz
Se obtienen,
Imágenes sobre
Un cliché imprimidas.
Una vez reveladas
Se reproducen
En papel.
Ay! Cuantas historias
En blancas celulosas
Plasmadas:
Un edificio
De paredes
Encaladas.
Un puente
Que une
dos riberas.
Un pinar
Sobre una duna
enterrada.
Unos niños
Bañándose
En una playa.
Los ojos
De una mujer
De hechizada
Mirada.
Una niña
De lindo
Rostro,
Sobre una mesa
Sentada.
Ver como
Todo se transforma,
Mientras
El tiempo pasa.
Se imaginan
Las historias.
Sobreviven
Los recuerdos.
AL observar
En un álbum
Unas fotografías.
Rutina
“Rutina”
Una tarde más el día llega a su ocaso. La rutina del día ha ido matando los momentos algunos por ahogamiento de la apatía. Otros por simple suicidio de la soledad.
Te has despertado como un autómata, realizando las mismas tareas de siempre: La ducha, tu aseo, el café. Te has vestido con monotonía. La camisa, el pantalón y los zapatos.
Has terminado y sales para el trabajo, a hacer las compras, a arreglar papeles.
De vuelta a casa: El almuerzo, el cansancio, la siesta.
Y llega otra vez el crepúsculo.
Das gracias por los momentos vividos, por los compartidos,
Por los que tienes aún por sentir.
Un día más, una noche más.
Lo mejor de mí
Una herida tengo en alma
y otra en el corazón.
Son esas que no se ven,
pero que producen
un gran desasosiego.
Que te marcan,
pero, que no dejan
huellas en la piel.
Aunque se curen;
ni el tiempo,
ni la distancia
te lo haran olvidar.
Son dolencias
de aprendizajes
y circunstancias
de la vida.
Al fin y al cabo
es un continuo
andar el camino.
Para sobrevivir
creyendo en el amor.
Pues cada paso es
una esperanza,
una fe, una ilusión
en esta lucha
del día a día.
Descubriendo
siempre de mí
lo mejor.
viernes, 6 de julio de 2018
Huracán
navega a la deriva
y no el corazón.
lunes, 11 de junio de 2018
Refugiados
Suenan quejios, pero no de tarantas al son de las palmas y al rasgueo de una guitarra.
Son lamentos de hombres, niños
Y mujeres, que abandonan sus casas, huyendo de la pobreza,
la esclavitud, perseguidos por la religión o ideas políticas.
Desarraigados de su familias,
de sus costumbres,
de sus tierras.
Suenan batir de olas, pero no
a pie de playa. Tumbados en unas hamacas, bajo unas sombrillas. Tomando el sol con un refresco
En la mano.
Sino sobre las quillas de cayucos,
Que sobre el mar navegan.
Con poco más 5 metros de eslora.
Cien o doscientas personas apretadas, hacinadas.
Sin aguas, ni comidas,
Con apenas las ropas que llevan puestas. Bajo un sol abrasador,
O el frío gélido de la noche.
A veces perdidos entre las aguas,
Donde a veces la parca
viene a acompañarlos.
Socorridos por voluntarios de algunas ONG. O por las patrullas
De guardias civiles o de la marina.
Logran llegar a tierras extrañas,
Donde se les atienden y se
les ayudan.
Cuando pasado un tiempo o bien se quedan o se les extraditan.
De vuelta a los países de donde vinieron.
Pero siempre habrán algunos, que esta solidaridad, estas ayudas
Y atenciones sean un despilfarro.
Que cuesta mucho mantenerlos.
Y les digo, que más te da, tu sigues sentado en tu hamaca,
Tomándote tu cerveza.
miércoles, 30 de mayo de 2018
Nada
tan molesta es
Que siento el castañear
Redoblan los dedos
Taconean mis pies
Todo calla,
Que afina el oído
Pues se ha apagado
Que en la distancia
No escucho tu canto,
en las ondas que se
esparcen por el aire.
Ni la carcajadas sonoras,
que el espacio invade.
Donde todo era tu,
ya no queda nada.